domingo, 16 de diciembre de 2012

1X06 Clarise


(Clarise antes del incidente)
Valencia, 18 de noviembre del 2012.

-Porque es una chica excelente, porque es una chica excelente…- Cantaban los tres alrededor de Clarise. Allí estaban, en su 49 cumpleaños, frente a ella, con gorritos y una tarta llena de velas. Todos cantaban. Su marido, su hijo y su hermana.
Clarise era ama de casa. Hacía 9 años que había llegado desde Wompou (Senegal). Ella se encargaba de la casa, mientras que su hijo de 15 años estudiaba, y su marido trabajaba, en la tienda de una gasolinera. A los dos años de estar en España, había llegado su hermana Rose, la cual trabajaba como enfermera en un centro de jubilados.
La vida en Valencia, era una nueva vida. Como para cualquier persona que ha vivido en las condiciones africanas; salir de su tierra, es triste, pero una suerte. Ella había tenido esa suerte, a diferencia de sus padres y su hermano mayor, los cuales habían muerto años atrás tras una de las tantas enfermedades que arrasan el país. Ahora, le había tocado disfrutar de su familia, y poder tener la vida que merecía.

Cuando todo empezó, estaba allí, con la tarta. Sentados alrededor de la mesa, disfrutando de una cena de cumpleaños. Clarise, con los ojos cerrados, bendiciendo por tenerlos allí, con ella. Entonces sonó un estruendo y todo se vino abajo. Notó como todo caía a su alrededor, y ella, con los ojos cerrados. Todo pasó en unos segundos. Cuando abrió los ojos, solo veía un bailar de luces dentro de su mareo. Se miró. Estaba llena de polvo y sangre. Como pudo se levantó, miró por encima, y allí lo vio, una larga cola desapareciendo dos manzanas por delante de su casa, y varios helicópteros, con grandes focos, persiguiendo y disparando desde el cielo.
Se incorporó como pudo y entre sollozos comenzó a ver, el cuerpo de su hermana sin vida y a unos pasos, el cuerpo de su hijo, también sin vida. Agarró a su hijo entre sus brazos. Comenzó a llorar más fuerte y a maldecir la situación irreal en la que estaba mientras besaba el rostro de su hijo. Entonces se escuchó a su marido – ¿Clarise? – Ella dejó cuidadosamente a su hijo entre los escombros, como si intentase no hacerle daño, y salió corriendo hacía la voz. Lo vio tendido en el suelo, enterrado, en parte, por grandes piedras.
-Clarise, por favor, sácame de aquí- le pidió su marido con la respiración entrecortada, debido a toda aquella cantidad de escombros que lo cubría. -Ya voy cariño, no te preocupes, ahora mismo te saco- le respondió Clarise mientras sollozaba y quitaba las primeras piedras.

Se puso a quitar las piedras, como pudo. Eran piedras grandes, y muchas las tuvo que arrastrar, para poder quitarlas de encima de su marido. A medida que las quitaba, notaba como sus dedos sangraban. Poco a poco, dejó de sentir dolor, aunque sus manos seguían sangrando. Todavía lloraba, y las lágrimas le impedían ver a su marido con claridad. Todo era un borrón ante ella. Notó que las fuerzas le fallaban, y creyó que no iba a ser capaz de sacar de allí a su marido. Y así fue, pero no por perder las fuerzas, sino porque escuchó el rugido de aquella bestia, por primera vez. El rugido se le metió en la cabeza paralizándola. Cuando pudo, giró la cabeza y miró por encima del hombro. La bestia estaba al final de la calle, por donde unos minutos antes había desaparecido. Ahora se movía lentamente, olfateando hacia donde estaba ella. Miró al cielo, y vio como se acercaban dos helicópteros, y con un sonido atronador comenzó la lluvia de balas. Clarise no sabía que hacer, y su miedo le impedía huir. Se quedó arrodillada, con la cabeza agachada, y solo supo rezar. Comenzó a rezar a su Dios, al Dios cristiano, al Dios judío,… rezó a todos los Dioses que conocía; solo quería que aquello fuese una terrible pesadilla.
El dragón no parecía tenerle demasiado miedo a las balas. Cada vez estaba más cerca. Clarise, levantó la mirada hacia donde estaba la bestia. Solo llegó a ver un borrón rosa, mientras sus lágrimas continuaban llenando sus ojos. Entre borrón y borrón, vio como aquella cosa se lanzó hacia donde estaba ella, y ahora sí, pudo salir corriendo, cayó unos pasos más adelante. Desde el cielo, los disparos tocaban los escombros alrededor de ella. Giró la cabeza y vio como el dragón se tragaba a su marido. – ¡No!- gritó entre sollozos, pero de nada sirvió. Quedó inconsciente.
Pasó el tiempo que pasó, y ella por fin recuperó el conocimiento y tuvo fuerzas para levantarse e intentar seguir. Se puso de pie y vio que el sol la cegaba, sin dejarle ver más allá de donde estaban los cuerpos sin vida de su hijo, su hermana y decenas de desconocidos. Abrió los ojos todo lo que pudo y se giró hacia donde se escuchaban las voces de algunos supervivientes. Vio a la joven Eva corriendo a los brazos de Carolina. Sentía que la cabeza le iba a estallar, pero no era el mejor momento para que pasase y fue entonces cuando se acercaron Víctor y las dos chicas a donde estaba ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario